Brecha digital en redes sociales y tecnología en mujeres políticas y candidatas

Brecha digital en redes sociales y tecnología en mujeres políticas y candidatas

6 de agosto de 2025

Bolivia avanza hacia las elecciones presidenciales de 2025 en medio de una de las crisis económicas y sociales más complejas de los últimos tiempos. La escasez de dólares, la aparición de tipos de cambio alternativos y la limitación de fondos para compras en el exterior han afectado no solo la economía, sino también el acceso y uso de la tecnología. Esta situación complica, por ejemplo, el pago de publicidad en plataformas y la implementación de estrategias digitales de campaña política.

El país sigue presentando un acceso desigual a las tecnologías digitales, donde las mujeres encuentran más barreras para aprovechar su potencial. A esto se suma un escenario político marcado por la improvisación de candidaturas y campañas poco estructuradas, condicionadas por el calendario electoral, procesos de inhabilitación, ataques e incertidumbre. En medio de esta coyuntura, las redes sociales se han convertido en un campo crucial para el debate político y la proyección de propuestas. Facebook, al ser la plataforma más usada por las candidatas, puede concentrar gran parte de la discusión pública y el acercamiento con el electorado.

 

En este último periodo, tras la oficialización de las listas de candidaturas, ha habido un crecimiento en la presencia de mujeres en redes sociales, aunque aún insuficiente. De las 474 candidatas titulares registradas, solo 146 cuentan con perfiles activos en Facebook. Antes de oficializarse las listas, apenas un tercio mantenía sus cuentas abiertas, en muchos casos porque prefieren desactivarlas fuera de campaña debido a su vulnerabilidad a sufrir violencia política digital. En un entorno hostil y polarizado, mantener un perfil abierto puede convertirse en una carga emocional y de seguridad.

 

 

En cuanto a otras plataformas, la brecha es aún mayor. TikTok, a pesar de ser una plataforma en ascenso, solo es utilizada por el 29% de las candidatas titulares, mientras que apenas el 3% tiene actividad en X/Twitter. La comparación entre listas muestra que esta última red sigue siendo la más difícil de utilizar para las mujeres políticas. Antes de oficializarse listas, solo tres partidos registraban candidatas con actividad en esta red: Alianza Unidad (5), AP-Súmate (1) y Fuerza del Pueblo (2). Posteriormente, aunque hubo un leve incremento (Alianza Unidad subió a 6 y se sumaron MAS, Alianza Popular y Alianza Libre).

Twitter es poco utilizado en Bolivia, mientras que Facebook concentra la mayor interacción. Además, la percepción de que X/Twitter es un espacio hostil y polarizado puede desincentivar a muchas candidatas, ya que en los últimos años esta plataforma ha adoptado dinámicas conservadoras y grupos organizados que atacan sistemáticamente a las mujeres en política.

La brecha digital no es solo una cuestión de acceso a Internet; también se manifiesta en habilidades, recursos y seguridad. Muchas candidatas carecen de habilidades, equipos humanos y materiales para construir estrategias comunicacionales sólidas. La falta de competencias digitales, sumada a una sociedad polarizada donde persisten ataques organizados, clasismo, deslegitimación e incluso el uso estratégico de inteligencia artificial para generar campañas de desprestigio, profundiza esta desigualdad.

De acuerdo con la CEPAL, la brecha digital de género no es homogénea, sino interseccional, afectando con mayor fuerza a mujeres pobres, indígenas, afrodescendientes y rurales. Esta “brecha intragénero” muestra que no todas las mujeres parten del mismo punto, y que sus oportunidades digitales también dependen de su contexto. Bolivia busca mantener la paridad de género en candidaturas y la pluriculturalidad de sus representantes, pero la creciente violencia política digital en las plataformas es un reto en ascenso.

Frente a este escenario, cerrar la brecha digital exige el compromiso de toda la sociedad. No basta con que las candidatas abran perfiles: necesitan formación, acompañamiento, estrategia y entornos seguros para ejercer su derecho a la comunicación política. Asimismo, es imperante no permanecer en silencio ante comentarios sexistas o discriminatorios, aprender a identificar y denunciar las formas de violencia política digital, y evitar difundir contenido violento o que denigre a las candidatas que enfrentan un camino lleno de obstáculos para llegar a espacios de decisión.

Las elecciones de 2025 ponen en evidencia la necesidad de garantizar que las voces no sean silenciadas por la violencia política digital. Reconocer y actuar frente a esta realidad es indispensable para avanzar hacia una democracia inclusiva, donde todas las voces puedan expresarse sin miedo.

 

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